LA TRAIDORA

Al cumplirse 19 años de los hechos que nos proporcionaron el relato, compartimos La Traidora, una obra que basada en hechos reales cobra vigencia nuevamente, cuando la realidad nos muestra que las condiciones políticas y sociales no fueron erradicadas y su profundización - corrupción y pobreza- la convierte en una crónica argentina.

Transcurre el año 2002. 

La Argentina es noticia en el mundo por su desintegración social y por las miserias de sus gobernantes, que parecen tumores lacerantes en el cuerpo institucional del país. 

Renzo a sus 25 años, ha recibido la peor noticia. La empresa en la que trabajaba lo despidió, una nueva etapa debe empezar. Mientras pedalea rumbo a su casa, su mente parece turbarse con la imagen de Roxana su esposa, y Belén su hija de 2 años, los principales motivos de alegría y también de sacrificio. 

Ni bien termina de contarle a su esposa la infausta noticia le dice. 

"Quédate tranquila que mañana saldré a buscar un trabajo". Una pretensión demasiado exagerada para esos tiempos y Renzo lo sabe, pero debe disimular. 

Paradójicamente, "la clase política; está enfrascada en una lucha sin cuartel por la Presidencia de La Nación, es tan cruenta que se llevo 5 presidentes en menos de un mes. 

Es tanto el interés, que si bien cuatro pertenecen al mismo partido, la palabra traidor empieza a estar en boca de todos. Si algo le faltaba a este grotesco espectáculo, era que hablaran de "valores", algo que hacía mucho tiempo habían puesto en oferta. 

Renzo es un muy buen lector y si bien no destina dinero a la literatura, siempre trata de informarse leyendo lo que cae en sus manos. 

"Los que se van del partido, y no apoyan al ex presidente son traidores". 

"A los traidores se debe expulsar del partido". 

"Los que critican al ex presidente son traidores". 

"Todos los planes sociales que dieron los traidores, deben ser dados de baja". 

Renzo no entiende por qué se pelea por esto, cuando los niños ¡¡se mueren de hambre!!. Y hasta del extranjero llega colaboración para paliar el drama argentino. Aunque cuando ve en un noticiero internacional , las mansiones y las cuentas millonarias en el exterior, de "la clase", empieza a pensar que esto no terminará pronto, alguna vez su abuelo le había dicho: "El que entrega su dignidad, no tiene nada para preservar". 

La campaña presidencial está lanzada y todo está justificado. ¿El fin justifica los medios?... 

Sí. Todos los medios. 

Tal como íntimamente lo percibí, Renzo no sólo no consigue trabajo, sino que encima cuando lo consigue no se lo pagan y cada día se siente peor. 

Nunca se había preparado para las dádivas, pues las consideraba indignas pero ahora su existencia y la de los suyos dependía de los 150 pesos de un plan social y de la ración de comida que se le da a su hija, en el comedor infantil que una activa "puntera" maneja a discreción. Renzo siente que un tornado recorre su sangre, como si la injusticia estuviera sonriendo a cada paso, y él se pregunta ¿por qué? 

Roxana lo ve preocupado y para aliviar un poco la tensión le cuenta. "Belén comió muy bien, casi todos dicen que este es uno de los mejores comedores que hay". 

Renzo con bronca y vergüenza le contesta. "No hay comedores buenos. Por eso los hijos de los políticos no van a ninguno. 

El rostro de Roxana se entristece, mientras Belén los mira desde "abajo" y entristece junto a su madre. Renzo metió la pata y a solas le pide perdón a su compañera, aunque sabe que le salió del alma. 

Con la ebullición de la campaña electoral, un amigo lo lleva a ver a un político que lo podría recomendar en una empresa, cuando llega se da cuenta por los carteles, que este es uno de esos "traidores" de los que tanto se habla; termina la reunión y se queda a charlar con su amigo en la vereda de la sede lo que terminaría siendo fatal, pues la puntera de su barrio acertó a pasar por el lugar y vio a Renzo, como preanunciándole problemas lo mira fijo, pero no lo saluda. 

Veinticuatro horas después una niña de unos 8 años trae a Belén del comedor y explica. "Dice la señora que a su comedor no entran traidores". La niña se aleja y Belén mira a su padre tratando de indagar con la mirada. Renzo se desmorona pero igual abraza a su hija y besa su frente, cuando aprieta su pecho siente el galopar del pequeño corazón de ese ser tan frágil, dulce y por ende vulnerable. 

Los días de Renzo se tornan de una dolorosa monotonía. Se conoce y sabe que no está preparado para tanto dolor pero sigue, casi como un secreto Roxana le comenta luego de que Belén se duerme. "La Bebé está perdiendo peso y hay días en que casi no come y duerme mucho". "Sabes mi amor como me duele el alma, cuando veo que se le iluminan los ojitos de alegría, cuando le doy la tortilla calentita que a ella tanto le gusta". 

Roxana llora en el pecho de Renzo mientras pregunta". "¿Qué culpa tiene mi bebé?". 
Sus ex compañeros invitan a Renzo, al acostumbrado partido de fútbol de todos los sábados y al finalizar, la charla llega a la situación de Renzo. 

"Cómo le van a negar la comida a tu hija, cuando hay funcionarios que les dan los bolsones, a los chanchos de sus criaderos". 

"Es cierto yo conozco uno, que hasta hizo pavimentar la calle que da a su finca". 

"Sí y el otro, que mandó el auto de la gobernación a que le traiga de Bs. As. un perro". "Son unos H de P". 

Renzo atribulado por la impotencia, les dice". La provincia es chica y casi todos sabemos de estas historias, pero por la cantidad de votos que obtienen, no parece que los odiáramos, más bien los envidiamos". 

Casi con desesperación Renzo vuelve a su casa, presiente que algo está ocurriendo y apura su pedaleo. La puerta está cerrada, un vecino le dice que su esposa llevó al hospital a la nena. 

Jadeante llega al hospital donde su bebé con ojos grandes e inexpresivos lo mira como entregada, mientras un tubo de suero penetra en su árido cuerpito, 24 horas después, una enfermera, cuyo rostro parece llevar las marcas, de mil tristezas ajenas, les dice. "Tienen que darle muchas compotas, agua mineral y yogur" "acá ya no pueden estar más, pues no hay camas y hay otros chicos peor que ella" Renzo vendió-remató su bici, que es la única forma de asegurarle las compotas y el vogur a su bebé. 

Roxana luego de bañarla le ofrece su yogur a Belén, que parece alegrarse pues sonriente le señala la "paca" que está dibujada en el vaso. 

Casi al instante de terminar el "yobul", Belén se duerme y Roxana aprovecha para bañarse, Renzo regresará tarde. Ha salido a juntar cartones y sin bici, es más lento. 

Luego de cumplir el rito diario, de saludar la imagen de Jesús y elevarle plegarias por su bebé. Roxana se acuesta junta Belén. 

Sin idea de la hora, Roxana es despertada por el llanto ahogado de Belén, que está vomitando todo lo que había consumido. Roxana sólo atina a pedir en vos alta "diosito, ayúdame, ayúdame". Frota la espalda de su bebé mientras ésta se aferra con sus pequeños y flaquitos dedos. "Upa mamá upa". Sí amor yo te tengo upa, "upa mamá upa". 

Roxana entiende. Belén está librando su última batalla y le pide ayuda, sin dudarlo un instante Roxana saca su teta y le pone en la boca a su bebé que se aferra con fuerza, el amor de su madre es la última arma que a Belén le queda y la toma con sus menguadas fuerzas. 

Hace más de 6 meses que Roxana le sacó la teta a su bebé, pero está rogando por el milagro de que le salga algo de leche. 

Con Belén en sus brazos aferrada a su teta, Roxana intenta ganar tiempo y despierta a sus vecinos "Ayúdenme mi bebé se muere". 

Arriba de una mesa, en un ataúd otorgado por Acción Social, velan a otra niñita argentina. 

Con sus ojos rojos de dolor, desvelo y odio, Renzo le dice a un amigo". Los que le negaron la comida a mi bebé, le mandaron el ataúd". 

Renzo cambió su vida, no se fue del país, hizo un viaje más corto. Se fue hacia el alcoholismo.


Eduardo Chavarria

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